En el modo SEAC se vive siempre en "estado de emergencia": el organismo se agota y finalmente enferma.
Se liberan cantidades anormales de sustancias de emergencia al torrente sanguíneo, con un efecto degenerativo sobre los tejidos cuando el estado de alarma se prolonga en el tiempo. Las células sufren un exceso de tensión padeciendo un fuerte y rápido desgaste, modificando, incluso, la conducta de las células madre.
Las células emplean el 90% de la energía en renovarse y reparar tejidos. En el SEAC la funciones de regeneración de tejidos no trabajan eficientemente, algo muy evidente en las personas con ansiedad crónica que envejecen más y lo hacen antes.